Qué por más que llore no volverás...
Qué está tristeza en la mirada ya no se perderá...
Qué por siempre miraré al Cielo buscando una señal, que no llegará.
Qué todos los demás podrán olvidarte, pero yo no lo haré jamás.
Qué mil veces me preguntaré porqué tuviste que irte y nunca habrá respuesta.
Qué muchos me dirán deja de sufrir a pasado el tiempo, pero para mi seguirá este dolor cómo el primer instante de tú partida.
Qué todos seguirán su vida, cómo si nada hubiera pasado, mientras la mía ha cambiado total y radicalmente.
Qué yo tendré que festejar tú cumpleaños en silencio, sin velas, pastel o mañanitas.
Qué mi fuerza está en pensar que cada día que pasa es un día menos para encontrarte otra vez.
Y que he aprendido a sonreír, aún cuándo en mis ojos se asome una lágrima presta a caer.
Qué ya no te volveré a mirar cómo antes, y extrañaré tú sonrisa, tú voz, tus abrazos.
Es difícil entender, pero ya todo esto lo asimiló mi cabeza.
El verdadero problema radica en que aún no sé.... cuándo me dejará de doler tú ausencia.
Te extraño tanto papá.