Historia la cena del GENERAL

 Es domingo y el general comandante de la zona, decidió ir a su casa a pasar tiempo con su familia. Se subió a su vehículo y decidió manejar el mismo. Llegó hasta su casa y estuvo tocando un buen rato el claxón hasta que le abrieron. Entró a su casa y su hijo estaba jugando una partida en la consola de videojuegos.



-Hola papá- le dijo sin apenas despegar los ojos de la pantalla. Caminó por la amplia sala y justo en ese momento, su hija iba bajando las escaleras
-Hola papi, necesito dinero, voy de compras con mis amigas- el general casi en forma autómata sacó la cartera y le dió el dinero.
-Gracias papi, al rato regreso y salió.
Fué hasta el jardín donde estaba su esposa con un grupo de amigas
-No puedo atenderte- le dijo la esposa sin siquiera saludarlo -Busca a la sirvienta para que te atienda
Se dirigió a la cocina y encontró a la sirvienta preparando algunos bocadillos
-No puedo atenderlo- le dijo la muchacha sin siquiera verlo -Estoy muy ocupada atendiendo a las invitadas de la señora. Ahí en el refrigerador hay algo de comida, si quiere, calienteselo...
Regreso a la entrada de su amplia casa, la miró por un largo rato y después se subió al vehículo, condujo hasta el cuartel dónde apenas lo miro el vigilante, gritó a todo pulmón:
-¡¡¡Guardia, general de brigada D.E.M. Comandante de la Zona!!!
De inmediato, salió la guardia a formar, el oficial de cuartel salió al paso veloz a darle novedades.
-¿Quien está de cocinero?
El oficial de cuartel, ordenó a un soldado que trajera al paso veloz al cocinero de servicio que este se presentó casi de inmediato.
-¡¡¡Ordene mi general!!! Dijo aquel viejo soldado, con más de 30 años de servicio.
-¿Que me puedes preparar de cenar, mi sargento?
- lo que usted guste, mi general, puedo preparar...- y le dijo un variado menú.
-Muy bien, vamos al comedor en lo que me decido.
En cuanto llegó y se sentó, de inmediato un cabo cocinero le puso los cubiertos y le sirvió una taza de café y una cesta de pan dulce. A los pocos minutos, el sargento cocinero le trajo una vianda humeante y de aroma delicioso.
-Provecho mi general- dijo el sargento.
-Por favor, siéntate, acompáñame a cenar...
El sargento no dijo nada, sólo se limitó a sentarse en silencio.
El general miró la cena, volteó y miró todo a su alrededor y en silencio, gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas marchitas...
- A dónde vas que más valgas, mi general... 🦅👨‍🦯😎
Nota: ¡triste realidad! Pero a veces es verdad. Hay que valorar al esposo, antes de que alguien más lo haga... Y no precisamente el cocinero del ejército 😉
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