Estos días azules y este sol de la infancia,
En la Serena, extensa comarca extremeña,
se narra la historia de esta bella sirena.
De tradición marinera italiana es él,
De sangre noble andaluza su mujer.
Tenían una hija, con bonita sonrisa perlada,
rizos curvos de oro, tapaban su cara.
Años juntos de convivencia llevan ya,
tiempos muy buenos de alegre felicidad.
Tal como cuentan, felices vivían.
En gran finca moraban, que buena riqueza
ofrecía.
Grandes fueron las ganancias, que allí pudieron
juntar.
Trabajaron los campos, y pronto beneficios les
dan.
Grande gozo sienten de ese idílico lugar,
miedo temen que algún día pueda acabar.
Enzo descansó, mientras la noche cayó.
Un sueño muy dulce tuvo, tan profundo se durmió.
1
Navegar océanos era su gran pasión,
hace años abandonó todo, por su dulce amor.
Si algún día volviera, a la mar marinera,
buscando iría a la más hermosa sirena.
De momento en tierra está, no tiene porqué
buscar,
sirena terrestre tiene, con ella casado está.
Pero como toda historia no puede ser ejemplar,
a los pocos años, ella tiene una grave
enfermedad.
Durante largo tiempo, Rosario descansó,
en su vieja cama ornamentada de su habitación.
Continuaba la vida sin razón de Dios,
ya no funciona la fórmula del buen amor.
Invierno blanco de frío y turbia lluvia llegó,
dejando el campo triste, de ausencia quedó.
Colores llegaron con la dulce primavera,
bonita época para mejorar Rosario de su espera.
Pero en el verano seco de la estepa extremeña.
El cuerpo y su alma, ya no tienen espera.
Tiempo de penas llegan, dando paso a la soledad.
No hay forma alguna, de poder mejorar.
2
En otoño, Enzo sale a la mar, en busca de otra
alegre sirena;
con quién volver a la felicidad.
Tras largos años de gamas azules de mar,
vuelve a tierra a desembarcar.
Ya ha entendido que no tiene porqué más
rebuscar.
Siempre ha tenido cerca, la sirena del mar.
En tierra firme está, claro lo tiene ya.
Joven hija, sirena es, su futura eternidad.
Autor: Diego López Gálvez (Don Benito-Badajoz)